– La velocidad a la que avanza una caravana es inversamente proporcional a la prisa que tienes.
– Cuando tienes prisa, el semáforo siempre está en rojo.
– Siempre conduce el más inútil.
– Las visitas llegarán cuando la casa esté patas arriba y tú “con estos pelos”.
– Leyes de la aleatoriedad circulatoria:
Ley 1.-Ya sea largo o corto el trayecto que piensas realizar en automóvil, ocurrirá que los coches que llevan tu misma dirección tienden a estar agrupados delante de ti, pues incomprensiblemente parecían saber a qué hora te pondrías en camino.
Corolario: No madrugues, es igual, esta ley es inexorable.
Ley 2.- Las probabilidades de alcanzarlos en tramos de fácil adelantamiento son, de hecho, despreciables.
Ley 3.- Cuando, ya en tramo de difícil adelantamiento, alcances al “pelotón” que te precede, “conjunción directa”, y que hasta ese preciso momento mantenía un estable orden posicional, te
encontrarás con que todos desean adelantarse unos a otros iniciando todo tipo de maniobras y haciéndote prácticamente imposible adelantarles.
Ley 4.- Si se acabara el tramo de difícil adelantamiento ocurrirá la “conjunción inversa”, que consiste en que en ese momento os encontrareis con otro pelotón de vehículos que viene en dirección contraria, en perfecto orden posicional estable y manteniendo los vehículos entre sí la máxima distancia que sea suficiente para impedir el adelantamiento a los vehículos que vais en tu pelotón.
Ley 5.- Si a pesar de las leyes anteriores quedara alguna probabilidad de adelantamiento, en ese momento ocurrirá la peor de las conjunciones, conocida por la “conjunción fatal” y es que adelantarás a un radar de la policía y serás multado, retenido y castigado con todo el rigor de la ley y.…volverás a estar en la cola del pelotón.
Ley 6.- Una vez hayas llegado a tu destino con el consiguiente retraso acumulado, te encontrarás con la “conjunción estática”, en la que observarás como incomprensiblemente el coche que te precede en el semáforo pierde todo el tiempo posible hasta que éste se pone ámbar y en ese momento, de un ágil acelerón, supera el obstáculo, quedándote tú con tres posibilidades: